Seguro que os apetece empezar con buen pie cada uno de vuestros días. Y no se trata de evitar levantarse del lado izquiero y demás supersticiones. Es algo mucho más de sentido común. Una de las primeras cosas que debemos aprender si queremos cuidarnos.
Para enseñároslo voy a utilizar unas ilustraciones que aparecen en el libro de la imagen, que es otro de los recursos de la biblioteca de nuestro conservatorio.
La mayoría saltamos de la cama sin estirarnos previamente y sin tener en cuenta que la gravedad está actuando sobre nuestro organismo en todo momento.
Levantándonos así lo único que conseguimos es lastimarnos o cargarnos de tensión la espalda.
Resulta mucho mejor utilizar la fuerza de la gravedad a nuestro favor. ¿Cómo? Pues así:
1º) Después de estirarnos y desperezarnos un poco, flexionamos las rodillas.
2º) Nos ponemos de costado y sentimos los apoyos de nuestros brazos y nuestras manos.
3º) Utilizamos esos apoyos para incorporarnos, a la vez que el peso de nuestras piernas nos ayuda a impulsarnos, intentando mantener la columna en línea y sin que sea la cabeza lo primero que se separa de la cama.
4º) Aprovechamos para estirarnos, bostezar, mientras sentimos el contacto de nuestros pies con el suelo.
Y listo! Esta sí que es una buena forma de empezar el día. Merece la pena poner el despertador unos minutos antes. Se afronta la jornada de otra manera.
Con una ligera variación en el 4º y último paso, esta forma de levantarse es la más apropiada cuando nos incorporamos del suelo tras haber realizado ejercicios de estiramiento o relajación.
Para cualquier duda...aquellas personas que tengan niños pequeños a los que observar...¡¡aprendan de ellos!! Serán sus mejores maestros. Observándolos estaremos más cerca de lograr recuperar la naturalidad en nuestros movimientos.
Ana
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