Mochilas

Existe una gran preocupación sobre el excesivo peso de las mochilas de nuestra población infantil y juvenil. Y es conocida la importancia de llevarlas correctamente para evitar lesiones en la espalda. 

A simple vista, parece que,  con una mochila de ruedas el problema está bastante resuelto porque el peso no va directamente sobre los hombros. De todos modos, si nos fijamos en el uso que se hace de esas  mochilas descubriremos que no es la solución perfecta, así que os propongo un examen de mochilas. ¿Os parece?

Empezamos por las de ruedas. Se suelen llevar girando la mano y el brazo hacia atrás, lo supone que todo nuestro tronco se gira en exceso hacia ese lado.




                                       




En cambio,en las siguientes imágenes, vemos otra posibilidad de tirar de la mochila. Colocando  el pulgar  orientado hacia nuestro muslo conseguimos que haya menos giro en la mano, en el brazo y por tanto en todo el tronco.












Además, diestros y zurdos, debemos tener en cuenta que resulta conveniente alternar el uso de las dos manos, de lo contrario siempre estaremos cargando más la musculatura de uno de los lados de nuestro cuerpo.

Y ahora, pensemos con un poco de lógica. Para mover cualquier cosa que nos resulta pesada, por ejemplo un mueble, por pequeño que sea, ¿qué nos resulta más fácil, tirar de él o empujarlo? Empujarlo ¿verdad?

Pues con la mochila sucede lo mismo. Hasta resulta más divertido llevarla conduciéndola así.



Esto resulta aplicable también a la forma de llevar la cesta con rueditas en el supermercado o el carrito de la compra. De hecho, existen modelos que tienen cuatro ruedas para que resulte más cómo maniobrar con ellos. Incluso otros tienen tres pares de ruedas,  semejando la forma de un trisquel, que facilitan la subida y bajada de escaleras. Algunas maletas también  tienen cuatro ruedas que hacen muy cómodo su desplazamiento, al menos por superficies lisas.

¿Y cuando se llega al colegio y hay que subir o bajar escaleras? Y, sobre todo a la salida, a la carrera!!

Pues esta es la opción que suelen adoptar la mayoría: cargar todo el peso sobre el hombro. Y siempre el mismo claro.

Aitana está muy derecha en la foto. Su mochila estaba vacía. En realidad, cargar en el hombro una mochila llena suele suponer torcer toda la espalda hacia el lado contrario. 


Una mejor alternativa, para subir y bajar escaleras con una mochila de ruedas, puede ser colgársela a la espalda. En los dos hombros, claro.

Alguien puede objetar que las ruedas están de rodar por el suelo  y nos podemos ensuciar la ropa. Pues para eso también hay alternativa, ya que algunas mochilas están tan bien equipadas que incluyen una especie de impermeable para cubrir las ruedas.

También se puede plegar el asa de barras y cogerla por el asa de tela, alternando el uso de los dos brazos. Incluso se puede llevar cogida con los dos brazos por delante, aunque de estas tres últimas opciones esta no es la más recomendable.

Por último, en cuanto a las mochilas de ruedas, recordar que, en algunos casos, el carrito que llevan acoplado ya pesa muchísimo cuando la mochila está vacía. Además, los tirantes que se pondrán en los hombros deben ser anchos y estar bien ajustados para cuando se cuelgue a la espalda.

Ahora vamos a analizar el otro tipo de mochila.

Aunque ya se sabe la importancia de colgarla  sobre los dos hombros, lo cierto es que, por prisas,  cotumbres o modas, en muchas ocasiones se acaba colgando la mochila solamente sobre un hombro, y siempre el mismo, según seamos zurdos o diestros, con la consiguiente desviacíon de nuestra columna. Además de colgarla sobre los dos hombros, resulta importante ajustar bien los tirantes, ya que la mochila no debe estar ni demasiado alta ni muy baja. Más o menos a la altura de las vértebras lumbares. Es importante, por tanto, comprobar que el tamaño de la mochila es el adecuado, ya que una mochila demasiado grande no se podrá colocar a la altura por mucho que se ajusten los tirantes.

En algunos casos, como el de la foto, la mochila es tamaño estandar, ya que se trata de un maletín de clarinete con opción de mochila. Por suerte, a David le queda a la altura justa, ya que un clarinete, más los libros y los accesorios...acaba sumando un peso que debe ir bien repartido.

No se vayan todavía... aún hay más!

Aquí tenemos una vista, de perfil y de espaldas, de una mochila bien llevada, con el tamaño apropiado y a la altura adecuada.

Se trata de un chico que este curso ha empezado sus estudios en el instituto.  Y ¿qué forma de llevar la mochila tienen sus compañeras/os de instituto? Pues otra bien distinta. La siguiente:


Los tirantes extendidos al máximo y la mochila en la posición más baja posible. En este caso Nicolás tiene muy buena postura, porque la hemos trabajado mucho y porque su mochila, en ese momento, pesaba poco. En circunstancias normales, una mochila llena llevada a esa altura hace que resulte más pesada, que el tronco y la cabeza se inclinen más hacia delante y que los hombros se cierren.

Está tan extendida esa forma de llevar las mochilas por nuestros adolescentes, está tan asentado ese canon, esa apariencia juvenil con la mochila tan baja, que si comparamos las dos imágenes, en las primeras vemos a Nicolás con una aspecto más aniñado y, en cambio, en las segundas parece un chico más mayor. Incluso casi aparenta más edad que la que realmente tiene.

En cualquier momento, pero sobre todo a esas edades, resulta tan importante pertenecer al grupo, hacer lo mismo que los demás!! ¿Cómo convencer a nuestro alumnado, a nuestros adolescentes y jóvenes, que esa forma de llevar la mochila no es saludable por muy de moda que esté? Pues así, con la salud como argumento y animándoles a que fomenten su propia personalidad, que no se dejen influenciar por la masa. Por intentarlo que no quede.

Antes veíamos a David con una mochila de clarinete que se podía ajustar a su espalda como una mochila convencional. En otros instrumentos, como el violín, eso resulta imposible por su tamaño, y la mochila acaba ocupando toda la espalda. De todos modos siempre será mejor llevarla con los dos tirantes que solamente con uno.



Otros instrumentos de mayor volumen, como los violoncellos, también tienen opciones de mochila o fundas con ruedas, que permiten transportarlos con mayor comodidad. Luego ya depende de la pericia y el equilibrio de cada persona.


La cosa se complica un poco más en el caso del contrabajo. De todos modos, con un poco de imaginación se puede habilitar un carro de ruedas para este instrumento, aprovechando la estructura de un carrito de la compra, tal y como vemos en las siguientes fotos.




Nosotros los adultos debemos dar buen ejemplo. Para todos aquellos que no usamos mochila, también existe una recomendación sobre como llevar los bolsos.

Lo más habitual es colgarlo de un solo hombro, siempre el mismo. De hecho, si intentamos colgarlo del otro, parece que se nos va a caer el bolso en cualquier momento.

Lo peor no es eso. Es que además levantamos en exceso el hombro con el que cargamos el peso, lo que puede provocar dolores de espalda, cuello y cabeza.

En el conservatorio es muy habitual que el alumnado lleve este tipo de bolsos con las partituras, los libros de Lenguaje Musical, etc. Conviene que lo lleven cruzado, como se muestra en la última foto. Y además, como en todas las otras situaciones, que se acostumbren a alternar los dos hombros. Al principio resulta un poco incómodo. De todos modos, como todo,  con un poco de práctica se logra.

                  
Resulta igual de importante el reparto equilibrado del peso dentro de la mochila. La carga más pesada debería ir lo más cerca posible de la espalda. Aunque parece algo muy lógico os sorprendería lo mal que van cargadas las mochilas.

Y mucho cuidado porque algunos estuches pesan más que muchos libros y si a eso añadimos la pieza de fruta o la botella de agua, todo en los bolsos más pequeños y alejados de la espalda... Mejor colocarlo en bolsillos laterales o bien repartido en el interior de la mochila.


Además hay que tener en cuenta la forma de colgarse la mochila a la espalda. Lo habitual es cogerla por uno de los tirantes. En muchos casos no queda más remedio que hacerlo así, por ejemplo al llegar a las escaleras del colegio. De todos modos, siempre que resulte posible, lo ideal sería cogerla con los dos tirantes y ponerla, por ejemplo sobre una mesa, para poder colocárnosla sin tener que soportar su peso.


Ahora os dejo con un vídeo del programa de la 2, "El pupitre de la tele" y una pequeña demostración que le dedicaron al tema de las mochilas.  ¡ATENCIÓN!: me parece erróneo el ejercicio de las bolsitas que se recomienda al final del vídeo. Explico el motivo en la entrada titulada: Más sobre mochilas.
             

Espero que os haya servido todo este análisis sobre las mochilas. Si la lleváis de forma correcta evitaréis lesiones de espalda en el futuro.

Por último, agradecer la colaboración del alumnado que me ha ayudado a explicar todos los ejemplos posando para las fotos. Por orden de aparición: Aitana, David, Nicolás, Jesús, Verónica, Emma y Amanda. ¡Gracias!
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