Otra historia de perseverancia, aunque esta vez, sin tener que luchar por recuperar un dedo, como el protagonista de la entrada anterior.
Con motivo del Día del Libro quiero presentaros a Eloy Moreno y su primera novela. Los dos se merecen una entrada en este blog por tres motivos. Primero, porque este libro vio la luz gracias a la tenacidad poco convencional de su autor. Segundo, por su temática: cómo el tiempo, la rutina y tantas otras cosas absurdas pueden acabar, sin darnos cuenta, siendo el centro de nuestras vidas, desplazando a las que realmente son importantes. Y tercero, porque Eloy me encontró aquí, a través de este blog.
Os dejo el enlace a su página web . En el apartado Mi pequeña historia, Eloy nos cuenta como él mismo se encargó de la edición y de la promoción de su libro antes de que Espasa se fijase en él.
Para muestra un botón. Un par de botones, en realidad. Dos fragmentos de esta novela que refleja la realidad de la sociedad en la que vivimos. Con su lectura es probable que muchas personas ajenas a su propia vida, recuperen lo esencial de la misma.
"Nos ha faltado siempre tiempo. Nos ha faltado tiempo porque hemos tenido que trabajar demasiado. Hemos tenido que trabajar tanto porque, hoy en día para todo se necesita dinero. Dinero para mantener a un niño al que apenas veíamos; dinero para contratar a una persona que nos limpiara la casa en la que apenas estábamos; dinero para vivir una vida que no hemos disfrutado."
"Desgraciadamente, hay demasiadas personas que, por las noches, cuando se acuestan y apagan las luces, son incapaces de encender el silencio."
Cuando Eloy hizo la presentación de su libro, en nuestra ciudad, me firmó un ejemplar. En su dedicatoria me invitaba a darle mi opinión una vez leída la novela. Pues aquí la tienes Eloy: me ha gustado. Y la mejor muestra de ello es dedicaros a los dos esta entrada en mi blog.
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